Capítulo 18: Días extraños

NARRA EVELYN

Policía: Ese hombre es tu tío, que todavía no sabemos como ha podido escapar.

Yo: ¿Mi tío? ¿Y qué quería? No entiendo nada de esto… Es demasiado raro para mí.
Policía: Ni nosotros sabemos lo que pasa… No ha querido hablar y la única que lo podría saber sería tu madre.
Yo: Ojalá mi madre estuviera bien. Buenas noches señor agente.
Policía: Buenas noches.
Cuando el policía se fue, me metí en la cocina a prepararme algo de cena, una vez cené me fui a acostar, ya que al día siguiente tenía instituto.
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Siete y media… Y ese maldito despertador, hoy no tenía ninguna gana de ir al instituto.
Durante el camino estuve riéndome con mis amigos y en el camino al instituto nos encontramos a John, que estaba de mala hostia. Todos le preguntamos qué le pasaba y no nos respondía, a si es que no nos quedó otra que hacerle cosquillas.
Las clases pasaron como siempre… De forma lenta y aburrida.
En el recreo nos encontramos a Cristina, que se metió para empezar a estudiar. La presentamos a todos nuestros amigos y ya tocó el timbre, había que volver. Las clases pasaron algo más divertidas ya que estaba algo más despierta.
En la salida fue como siempre, me despedí de mis amigos y entré a mi casa, miré la nevera y no había nada, a si es que me tocaba cocinar. Esa tarde me iba a ir a ver a mi madre, pero antes estudiaría un poco.
Ya, cuando volví del hospital, me fui a la cama.
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Otra vez, siete y media y el despertador, cuando fui a apagarlo se me calló.
Yo: Ha muerto -pensé en alto.
Era jueves y tenía menos ganas de reír, pero pensé en mis amigos y dije:
Yo: Bueno, mañana es viernes.
Las clases pasaron bastante rápidas y me sorprendió bastante… Notaba que no era un día normal. Contaba los días que quedaban para que volvieran Sergio y Lou.
Hablando con Andrea me decía que quería conocer a Lou, y le dije que hasta el domingo no le conocería.
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Cuando llego la salida, iba a quedar para hacer deberes.
Por la tarde vino poca gente pero aun así estuvimos estudiando y haciendo deberes. La gente se empezó a ir hasta quedarme sola que me hice algo de cena y me acosté.

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Ya viernes por fín, me desperté con mejor cara, me peiné, desayuné un Cola-Cao, me lavé los dientes y me dispuse a salir de mi casa, cuando una llamada me paró, era mi Ari, que me decía que hoy no podía ir al instituto, que se encontraba un poquito mal.
Salí ya de casa y me encontré a Bea con cara de asustada.
Yo: ¿Qué te pasa Bea?
Bea: ¿Nos podemos dar pisa por favor? Noto como si alguien me siguiese.
Yo: Vale.
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Yo: Mira, María y Coral, vamos con ellas.
Bea: Por mí bien.
Nos fuimos con ellas y estuvimos todo el camino riéndonos.
Cuando llegamos nos encontramos Ari, yo me quedé extrañada.
Yo: ¿Tú no te encontrabas mal?
ArI: Si… Pero solo que no me gusta quedarme.
Yo: Ah… Vale jaja.
Entramos a clase y el profe vino corriendo diciendo…